domingo, 12 de julio de 2020

La desesperación justifica la decadencia del gesto.




- Reseña del poemario LO IRREAL INTACTO EN LO REAL DEVASTADO -

Por Karina Medina Paico

Si hay alguna cosa intacta en la existencia del Ser es su constante inestabilidad. De esta inestabilidad de la que ninguno de nosotros estamos carentes, brota la poesía filosófica de Luz Ascárate.
En los versos de Ascárate lo intacto es lo ontológico, lo natural del individuo que cada segundo está en constante cambio; por ende, lo que fue hace un segundo ya dejó de ser y esto vuelve irreal cada estado existente. Pero lo irreal, que es lo latente, se muestra como el resultado de la vulnerabilidad del Ser que vive expuesto a sus distintas evocaciones de la realidad a causa de las emociones.
Cuando la poeta cita a Oré, no lo hace porque en Latencia le entregue sus letras al cuerpo como una ofrenda. Su retórica no es una apología al polvo que vuelve a la tierra; más bien, apela a la relatividad de lo real donde lo vivido configura las percepciones de la gente.

“Cómo ponernos a salvo
de lo que no se estabiliza?” (Heráclito)
La realidad se
d e s a c e l e r a
r e t r o c e d e.
(…)
Preciso es recuperar
lo que permanece
estar atento
a los peligros reales

Entonces, ¿qué es lo real en la obra LO IRREAL INTACTO Y LO REAL DEVASTADO?
Es lo que está arruinado en la aldea global. Es el cínico devenir, la devastación del acero a la Pachamama, la pobreza pintada continuamente con sangre, la abuela de Luz huyendo de la guerra caminando hacia el sur, la crisis de valores, el amor que ya no es una virtud, etc. Sumado a lo anterior, los efectos sobre el alma precaria del hombre a causa de una pandemia.
Los versos de Ascárate nos muestran una sociedad desolada; y esto es lo real que a continuación es devastado por un virus que convierte al mundo en un hospital. Los efectos que causa en la sociedad son tan diversos como lo irreal intacto.

Son las 5 am
me dices:
“el mundo entero es un hospital”
Te respondo
“el mundo entero no es más
que un cuadro estadístico”.
La continuidad pervierte
nuestro lenguaje:
“las tardes a las tardes son iguales” (Borges)

Para la autora, el mundo real y enfermo no es más que una variable y lo único constante es el miedo; el cual podría ser transformado, como diría un sabio proverbio estoico, en prudencia. ¿Existe aún la expectativa de recuperarse del miedo, mientras la pandemia sigue afectando a los que más amamos? O ¿hemos sido vencidos por el pánico? “La desesperación justifica la decadencia del gesto” afirma en Re-colección.
Y es que la situación de la pandemia se volvió para Luz Ascárate, propicia para escribir sobre el interior del Ser, para dejar brotar desde sus adentros lo real y propio de ella misma: su espíritu. Aquello que Descartes mencionó como la Conciencia del Ser.

Dormir ha sido desde siempre
una excepción victoriosa,
“la invariabilidad del espíritu
reproduce la invariabilidad de las cosas”
(…)
¿Y si solo la catástrofe
podría acercar nuestros espíritus
a los cuerpos, en sus formas
más protuberantes?

La obra poética de Ascárate nos introduce en un universo pandémico del cual ya somos parte desde hace más de un centenar de días. Aún con esto, podríamos cada uno de nosotros abrazar nuestro propio caos interior, irreal e intacto para sobrellevar con responsabilidad y fortaleza, lo real devastado.
Finalmente, hay una vía de escape impregnada en lo intacto: el arte; por medio del cual, según el espíritu idealista de Luz Ascárate, se puede llegar a la toma de consciencia de lo que significa la igualdad en una sociedad tan devastada como la nuestra.

"Ya no puedo darte el corazón. Iré donde quieran mis botas."

NADA

no sabes nada de mí no haces nada por mí no me cuidas no me descuidas no te expresas me ignoras no me ignoras ...