- Reseña del poemario LO
IRREAL INTACTO EN LO REAL DEVASTADO -
Por
Karina Medina Paico
Si hay alguna cosa intacta
en la existencia del Ser es su constante inestabilidad. De esta inestabilidad
de la que ninguno de nosotros estamos carentes, brota la poesía filosófica de
Luz Ascárate.
En los versos de Ascárate lo
intacto es lo ontológico, lo natural del individuo que cada segundo está en
constante cambio; por ende, lo que fue hace un segundo ya dejó de ser y esto vuelve
irreal cada estado existente. Pero lo irreal, que es lo latente, se muestra como
el resultado de la vulnerabilidad del Ser que vive expuesto a sus distintas evocaciones
de la realidad a causa de las emociones.
Cuando la poeta cita a Oré,
no lo hace porque en Latencia le entregue sus letras al
cuerpo como una ofrenda. Su retórica no es una apología al polvo que vuelve a
la tierra; más bien, apela a la relatividad de lo real donde lo vivido
configura las percepciones de la gente.
“Cómo
ponernos a salvo
de
lo que no se estabiliza?” (Heráclito)
La
realidad se
d
e s a c e l e r a
r
e t r o c e d e.
(…)
Preciso
es recuperar
lo
que permanece
estar
atento
a
los peligros reales
Entonces, ¿qué es lo real en
la obra LO IRREAL INTACTO Y LO REAL DEVASTADO?
Es lo que está arruinado en
la aldea global. Es el cínico devenir, la devastación del acero a la Pachamama,
la pobreza pintada continuamente con sangre, la abuela de Luz huyendo de la
guerra caminando hacia el sur, la crisis de valores, el amor que ya no es una
virtud, etc. Sumado a lo anterior, los efectos sobre el alma precaria del
hombre a causa de una pandemia.
Los versos de Ascárate nos
muestran una sociedad desolada; y esto es lo real que a continuación es
devastado por un virus que convierte al mundo en un hospital. Los efectos que
causa en la sociedad son tan diversos como lo irreal intacto.
Son
las 5 am
me
dices:
“el
mundo entero es un hospital”
Te
respondo
“el
mundo entero no es más
que
un cuadro estadístico”.
La
continuidad pervierte
nuestro
lenguaje:
“las
tardes a las tardes son iguales” (Borges)
Para la autora, el mundo real
y enfermo no es más que una variable y lo único constante es el miedo; el cual
podría ser transformado, como diría un sabio proverbio estoico, en prudencia.
¿Existe aún la expectativa de recuperarse del miedo, mientras la pandemia sigue
afectando a los que más amamos? O ¿hemos sido vencidos por el pánico? “La desesperación justifica la decadencia del
gesto” afirma en Re-colección.
Y es que la situación de la
pandemia se volvió para Luz Ascárate, propicia para escribir sobre el interior
del Ser, para dejar brotar desde sus adentros lo real y propio de ella misma: su
espíritu. Aquello que Descartes mencionó como la Conciencia del Ser.
Dormir ha sido desde siempre
una excepción victoriosa,
“la invariabilidad del espíritu
reproduce la invariabilidad de las cosas”
(…)
¿Y si solo la catástrofe
podría acercar nuestros espíritus
a los cuerpos, en sus formas
más protuberantes?
La obra poética de Ascárate
nos introduce en un universo pandémico del cual ya somos parte desde hace más
de un centenar de días. Aún con esto, podríamos cada uno de nosotros abrazar
nuestro propio caos interior, irreal e intacto para sobrellevar con
responsabilidad y fortaleza, lo real devastado.
Finalmente, hay una vía de
escape impregnada en lo intacto: el arte; por medio del cual, según el espíritu
idealista de Luz Ascárate, se puede llegar a la toma de consciencia de lo que
significa la igualdad en una sociedad tan devastada como la nuestra.