lunes, 26 de octubre de 2020

El poeta: el poseído por el verso



- Reseña del poemario RASTRO DE CARACOL de Abelardo Sánchez León -

Por Karina Medina

En Rastro de Caracol Abelardo Sánchez León le sigue el rastro a la letra, persigue todas sus sendas, indaga la naturaleza de esta y expone de manera muy bien teatralizada el vínculo que esta tiene con el poeta.

Si quisiéramos dar una definición general de lo que el autor nos muestra en el todo de esta obra, podríamos decir que esta publicación nos muestra a un Sánchez León liberado de atavíos, despojado del prejuicio de lo que se pudo en algún momento considerar lo que era un poeta. El autor se saca el disfraz - y cuando digo disfraz no me refiero a una postura propia y cínica de antaño; más bien me refiero a lo que la sociedad podría haberse construido como concepto de poeta – y muestra las bellezas y miserias de un apasionado escritor: el poeta.

Tengo la impresión casi acertada de que Sánchez León intenta decirnos que la poesía no es tan solo la musa que anda por ahí inspirando a escribidores para alimentarles el alma. Todo lo contrario. En Rastro de Caracol se siente una apasionada protesta que no parece protesta por lo bien que las imágenes redondean a los conceptos sociales mencionados en su prosa; pues la genuina comparación altamente creativa, es puesta por el autor en el verso indicado.

Para Sánchez León la honestidad es lo que debe primar en los versos: la verdad sin caretas, la mera confrontación de la letra en una sociedad que carece de reconocimiento por el poeta; y en el afán de huir de sus diáfanas revelaciones, le maltrata.

El poemario se divide en tres apartados. En la primera parte el autor manifiesta el corazón abatido y angustiado del poeta. Expone su necesidad, impuesta en sus miembros y su alma, de escribir. Se siente en cada línea de los poemas en prosa la responsabilidad que tiene el autor por la escritura. En el poema de De Cal y de Arena se refleja claramente:

Quienes poseídos escriben versos; los que creían en las virtudes, en el espanto, en el engaño; quiénes los depositarios de ese don, de esa maravilla, vocación, talento, bondadoso espíritu; místicos viciosos, trúhanes, exploradores de indios, (…) los negociantes de la conciencia, los políticos, los curas, las familias (…)

Hay un llamado de atención a la sociedad por saber quién está con él. Quién ha de creer en el buen uso de los versos; del poema como vínculo con el sentimiento social.

Antiguo enigma; los que crean en la justicia y en el castigo, en los códigos y las leyes del hombre, en la vigencia de la horca, el patíbulo, que no crean en los funcionamientos de los versos.

En Carne Viva (segundo poema del primer apartado y a mi parecer uno de los más importantes de esta obra) Sánchez León hace mención de aquello que le fastidia y que aún mora en su ser, de alguna u otra manera, pero de lo cual se piensa deshacer por medio de la escritura; sobre el papel. Una vez más podemos notar la importancia de su vocación que no solo funciona como proceso liberador; sino también como un presunto llamado de atención. Pues es aquí donde el autor nos otorga una lluvia de razones subliminales por lo que la escritura se vuelve importante en la vida del poeta.  Se quiere liberar de la consciencia puritana, de los remordimientos y culpas. ¡Qué mejor que la literatura para arrojar antiguas manías!

Las musas pueden fornicar a su albedrío – les otorgo su libertad, que se vayan, que no interrumpan mi vigilia. Todos fuera, no los quiero aquí; tú conciencia puritana más licenciosa que los corredores del Vaticano, llévate tus remordimientos y culpas, (…) quiero este dormitorio como al llegar. (Era liso como las palabras bien dichas…)

En A la sombra de Calígula -  poema en el que se refleja la postura del poderoso dictador el Estado, frente al rebelde voceador: el poeta – hay una muestra clara de las ideas que tiene Sánchez León sobre la tiranía del Estado opresor frente al canto coral de los poetas que no se someten a la ley y gritan por libertad por medio de poemas. Y es aquí en donde me parece a mí que el autor apela al uso contestatario de la poesía; no solamente como instrumento con fines estéticos, sino también hace alusión al fin político del poema.

Nada posee el mismo significado en estas ciencias oscuras que son las artes: esperabas encontrar acaso en mí a tu famosa alma gemela que se emocionara con tus versos, a esa persona amante de la poesía, solitaria en el vasto mundo como tú, y que lloraría y sería feliz?

En algunos otros poemas de este apartado Sánchez León libera un poco lo que en algún momento no quiso ser. Tal catarsis hace que interiorice en su persona y se rechace, se odio, se acepte y finalmente se ame como nuevo ser liberado por medio de la letra.

En la segunda parte de poemario, se muestra a la poesía como la máxima expresión. Una vez más hace hincapié en el poder de la escritura y nos muestra una manera muy intensa pero sublime de describir los sentimientos más profundos del ser. La claridad con la que están escritos los poemas de Abelardo Sánchez León me genera empatía. La poesía siempre ayuda a uno a sentirse identificado. El autor habla del amor y de la tristeza:

No puedo creer, nunca creí, que el amor es puro miedo, espanto a lo desconocido, apego a la gente en busca de protección llenos de amabilidad y encanto.

En la tercera y última del poemario, existen cuestionamientos por si vale la pena escribir. En el poema En las Caballerizas, el yo lírico muestra a un personaje maltratado y despreciado por una sociedad preponderante; entonces el autor podría preguntarse si vale de algo escribir en un país en el que no tenemos el mejor juicio social sobre la poesía, el poeta y la literatura en general. El estado opresor ¿podría avalar al poeta? Entonces dice el poeta:

- Las artes son los estímulos de la vida, su primera energía, pues la incita hacia un estado más alto, más perfecto, más justo (…)

– ¿Qué hacemos con este idiota? Va a quedarse acaso acá con las mujeres (…)

La poesía de Abelardo Sánchez León contiene una prosa densa, el autor deconstruye el diálogo a tal punto que a primera instancia no hay una lectura fluida; pero que nos insta plácidamente, a darle un propio ritmo al momento de deslizarnos por la historia del poema. El autor tiene siempre mucho que decir pero no cae en el atragantamiento de las ideas; en buena hora, mantiene la clara y ordenada descripción de los hechos en un largo clímax colmado de pasión, dolor y angustia.

En cuanto a los distintos personajes que aparecen en los poemas de Rastro de Caracol, soy consciente de que hay referencias de la mujer, de la persona homosexual y de los niños muy propio del año 1977. Cabe resaltar que no siempre la idea que se expresa en un verso sobre una persona, situación o problemática tiene que ser necesariamente la definición o consideración absoluta del yo personal. Más vale considerar que muchas veces nosotros los escritores escribimos - valga la redundancia – en primera persona para no caer en el cliché del delator. Sin embargo, no podemos negar que nuestras letras, nuestros versos, nuestros libros y nuestra obra literaria en general tienen mucho de nosotros.

 

sábado, 10 de octubre de 2020

La negra avellana y el animal

 


- Reseña del poemario CONCIERTO ANIMAL de Blanca Varela -

Por Karina Medina

En Concierto Animal, Blanca Varela es la sombra y la realidad, la raya blanca y la raya negra, la araña y la ausencia de esta, la vida y la muerte. La poeta se ha encontrado en una constante dicotomía en la que, con el pasar del tiempo, ha hallado un equilibrio. El individuo protagonista de este libro es el que se adapta al dolor por haber estado sumergido en un contexto de desconsuelo eterno. Varela se apropia de una dualidad consciente, empieza a mostrarse en sus versos como un solo cuerpo constituido por angustia y esperanza. Sin embargo, bajo esta realidad ha empezado a sentirse muerta en vida y ya ha aprendido a amarse así.

Incorpóreo paseo del sol a lo umbrío

agua música en la sombra viviente

atravieso la afilada vagina

que me guía de la ceguera a la luz

 

bajo la alta cúpula sonora

en este colosal simulacro de nido

toco el vientre marino con mi vientre

registro minuciosamente mi cuerpo

urgo mi sentimiento

estoy viva

 

Los veintiún poemas de este libro muestran al equilibrio como el estímulo de un todo. La aceptación de una realidad desolada no es la rendición, es más bien el acercamiento a un universo contemplativo del yo. Como dice José Miguel Oviedo sobre este conjunto de poemas:

En Concierto Animal, Blanca demuestra una fidelidad a sí misma y una percepción existencial de lo que pasa, tanto afuera como adentro de ella.

 

El individuo protagonista – al que conocemos como el yo lírico – se enfrenta al animal: al dolor, el infortunio, el desencanto, etc. Que en un proceso de auto aceptación se manifiesta a manera de bestia adorada, atractiva y hasta excéntrica;  para dejar de ser el cliché del Ser victimizado y amalgamarse con el éxito, con el triunfo y el confort y formar el todo del ente humano, un dualismo bello por naturaleza.

 

El animal que se revuelca en barro

está cantando

amor gruñe en su pecho

y en sucia luz envuelta

se va de fiesta

 

de allí que el matadero

sea el arco triunfal

de esta aventura

y en astrosa apariencia

se oculten la salud y la armonía

y la negra avellana             

sepulta en el garguero

lance rayos azules a los vientos

 

Podría asegurar que la negra avellana es el corazón de luto que Blanca Varela cargó desde la muerte de Lorenzo, el menor de sus hijos, en el año 1996. Fernando de Szyszlo - quien llamó a la muerte de un hijo como un acto contra natura - afirma que la mejor poesía de Blanca,  y la más oscura, empezó a escribirse después de que ambos perdieran a su hijo. Carmen Ollé, fiel lectora de Varela afirma el pesar de la poeta al considerar absurdo el seguir viviendo preocupándose de sus propios asuntos, incluso de su respirar, sin tener más que velar por la existencia de su hijo; y es aquí en donde podemos percibir el primer sentimiento de culpa manifestado en los versos, culpa que es apaciguada también en el proceso de adaptación inteligente de Varela. Es por esta razón que podemos considerar a Concierto Animal como el poemario que tiene más relación con la muerte de Lorenzo.

 

Si me escucharas

tú muerto

y yo muerta de ti

si me escucharas

 

hálito de la rueda

cencerro de la tempestad

burbujeo del cieno

 

viva sepulta de ti

con tu oído postrero

si me escucharas

 

Varela no es una poeta que narre. En esta casi última etapa de su poesía, muestra con más notoriedad esa tendencia a no explicar razones con su letra. No deconstruye los símbolos pero tampoco hace caso de ellos; más bien hace un conjuro del verso, cala por debajo de la palabra, deja al libre albedrío el entendimiento de su dolor perpetuo y funesto. Ni siquiera la muerte es un límite en Concierto Animal porque incluso en su canto da muestra de que se sentía muerta en vida.

 

(…)

la sin sombra

la muerte

como una mala madre

me tocó bajo los ojos

(…)

 

La poeta se distancia de toda clase de estereotipos. En la obra de Blanca Varela la palabra poética se desnuda de artificios para abordar su condición que es también mi condición y la de todos los que hemos experimentado la muerte. Con una forma exclusiva Varela desarrolla una propuesta estética que apela también a la reflexión; y que en su propio estilo, nos insta a  «pensar en lo pequeño y en lo inmenso».

 

Morir cada día un poco más

recortarse las uñas

el pelo

los deseos

aprender a pensar en lo pequeño

y en lo inmenso

(…)

en el cielo espantado por mí

 

 


"Ya no puedo darte el corazón. Iré donde quieran mis botas."

NADA

no sabes nada de mí no haces nada por mí no me cuidas no me descuidas no te expresas me ignoras no me ignoras ...