- Reseña del cuento La
increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada de
Gabriel García Márquez -
Por
Karina Medina
“Eréndira estaba bañando
a la abuela cuando empezó el viento de su desgracia.” (Pg. 95)
A
pesar de que la novela corta o cuento largo La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela
desalmada (1972) tiene la belleza de las letras de un Gabriel García
Marques mucho más maduro, esta no deja de ser una historia que muestra, por
donde se le observe y analice, las tantas caras de la desgracia a flor de piel.
En
esta obra, el autor toca como tema principal la prostitución infantil; su
narración detallista, la descripción amplificada de los asuntos relacionados al
tema y el hecho de desmenuzar las situaciones relatadas nos permite conocer muy
de cerca sobre esta inhumana práctica del Caribe Sudamericano.
“Cuando no hubo en el
pueblo ningún otro hombre que pudiera pagar algo por el amor de Eréndira, la
abuela se la llevó a un camión de carga hacia los rumbos del contrabando. (Pg.103)
Eréndira, la siempre cándida, había
sido tratada como la criada de su abuela tras la muerte de su padre; y hacía
del hogar de la matriarca, la mejor estancia donde yacía su mal trato, su abuso
y su desalmado corazón para su nieta bastarda. Resulta que una noche, por su
tan acostumbrada acción de dormir despierta, Eréndira cayó en sueño sin
recordar el apagar la llama del candelabro. Pocos minutos después, la casa de
los que fueron en vida los Amadises (esposo de la abuela y padre de Eréndira)
ardía en llamas. La abuela no encontró peor remedio, para tal desgracia
ocasionado por la cansada niña, que la prostitución de la misma
“Cuando la abuela se
convenció de que quedaba muy pocas cosas intactas entre los escombros, miró a
la nieta con una lástima sincera.
- Mi pobre niña -
suspiró -. No te alcanzará la vida para pagarme este percance.” (Pg. 101)
Se dice que el amor es uno de los
pocos sentimientos - por no decir el único - que propicia el cambio radical de
una historia. Cuando Eréndira conoce a Ulises, brota en ella el mecanismo de
supervivencia natural y tan propia de los seres que viven despiertos, que llega
a comprender que su miserable realidad no es algo a lo que ella deba vivir
adaptada; en ese momento, que decide dibujar en su mente un nuevo rumbo para su
vida.
“Pero Ulises no la oyó,
porque Eréndira lo había querido tanto, y con tanta verdad, que lo volvió a
querer por la mitad de su precio mientras la abuela deliraba, y lo siguió queriendo sin dinero hasta el amanecer.”
Con todo esto, es necesario recalcar
que la historia de Eréndira no es de aquellas novelas de corte romántico que
termina en un feliz para siempre.
La llamó a gritos pero
no recibió ninguna respuesta. Se arrastró hasta la entrada de la carpa, y vio
que Eréndira empezaba a correr por la
orilla del mar en dirección opuesta a la ciudad. Entonces hizo un último
esfuerzo para perseguirla, llamándola con unos gritos desgarrados que ya no
eran de amante sino de hijo, pero lo venció el terrible agotamiento de haber
matado a una mujer sin ayuda de nadie. Los indios de la abuela lo alcanzaron
tirado bocabajo en la playa, llorando de soledad y miedo. Eréndira no lo había oído. Iba corriendo contra el
viento, más veloz que un venado, y ninguna voz de este mundo la podía detener. (Pg. 158)
La
increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1972) es uno de los siete cuentos que
Gabriel García Márquez reunió en un libro que tiene por nombre a este mismo
título; y pues en todos ellos, el autor muestra una diferente cosmovisión de la
realidad que observa y registra como escritor. En sus primeras publicaciones se
siente a Colombia (la tierra del autor) como contexto de la trama narrada; se cuenta
clara y poéticamente, la realidad político-social del país que vio nacer al
premio nobel. Todo gira alrededor de tal idiosincrasia En cambio, en esta
novela larga o cuento corto, García Márquez no solo denuncia la prostitución de
una niña de tan solo catorce años que estuvo bajo el mal trato de su propia
sangre, su abuela, por más de cinco años. Si no que también expone la posible metáfora
en la que Latinoamérica (tantas veces prostituida y despreciada por las grandes
potencias del mundo) puede ser libre en algún momento. América Latina sí se
puede liberar de las grandes manipulaciones económicas - a causa de la riqueza
que aflora en sus tierras – y emanciparse de la explotación y abuso político.
Aquí se manifiesta un sueño escondido del autor entre líneas.
“- Cuando yo te falte –
prosiguió la abuela -, no quedarás a merced de los hombres, porque tendrás tu
casa propia en una ciudad de importancia. Serás libre y feliz.
Era una visión nueva e
imprevista del porvenir.” (Pg.
145)
El realismo mágico de García Márquez
está dotado de poesía; de tal manera, que el relato de los duros y amargos
sucesos ocurridos con la cándida Eréndira sometida por su abuela a vender su
cuerpo se torna digerible. La lectura se vuelve tristemente apacible, carente
de morbo y con una chispa colosal de atracción, por saber en qué concluye la
desdichada suerte de esta pobre niña.
“Ella le resistió con un
arañazo en la cara y volvió a gritar en silencio, y él le respondió con una
bofetada solemne que la levantó del suelo y la hizo flotar un instante en el
aire con el largo cabello de medusa
ondulado en el vacío, la abrazó por la cintura antes de que volviera a pisar la
tierra, la derribó dentro de la hamaca con un golpe brutal, y la inmovilizó con
las rodillas. Eréndira sucumbió entonces al terror, perdió el sentido, y se
quedó como fascinada con las franjas de luna de un pescado que pasó navegando
en el aire de la tormenta, mientras el viudo la desnudaba desgarrándole la ropa con zarpazos
espaciados, como arrancando hierba, desbaratándosela en largas tiras de colores
que ondulaban como serpentinas y se iban con el viento.” (Pg. 103)
Los personajes y acontecimientos de
las novelas y cuentos de García Márquez siempre fueron, de alguna u otra manera,
parte de su realidad. Si bien es cierto que el realismo mágico intensifica lo
real de las situaciones narradas y expone de manera mágica (como quien le busca
la belleza a las cosas) lo que en verdad está sucediendo; muchos de los que
leyeron al autor de Cien años de Soledad, creyeron - en los primeros años de su
trayectoria como escritor publicado – que todas esas historias que el autor
escribía eran mera creación mágica gracias a la imaginación de García Márquez. Pues
debo decir que en casi todas sus historias El Gabo era el más invisible de los personajes
entre todos. En el penúltimo apartado de esta obra que reseño hoy, dice:
“Las conocí por esa
época, que fue la de más grande esplendor, aunque no había de escudriñar los
pormenores de su vida, sino muchos años después (…) atravesamos la frontera.
Allí estaba la carpa del amor errante, bajo los lienzos de letreros colgados:
Eréndira es mejor. Vaya y vuelva. Eréndira lo espera. Esto no es vida sin
Eréndira. La fila interminable y ondulante, compuesta por hombres de razas y
condiciones diversas, parecía una serpiente de vértebras humanas que dormitaba
a través de solares y plazas, por entre bazares abigarrados y mercados
ruidosos, y se salía de las calles de aquella ciudad fragosa de traficantes de
paso.” (Pg. 141)
Algo que no puedo dejar de comentar en
esta parte final de mi reseña es lo antagónico que puede resultar cada uno de
los procesos psicológicos de las protagonistas de esta novela larga o cuento
corto. Mientras Eréndira comunica lo que cree y siente necesario por medio de
la palabra; su abuela desalmada, expresa despierta, dormida y en cantos lo que
le place. Aquí hay una contraposición entre la necesidad de hablar y el placer
mismo de la acción. Sin embargo, se vuelve preciso concentrarnos en la
situación que envuelve la trama de esta obra en narrativa. Con la frase yo soy yo y mis circunstancias, el
filósofo español José Ortega y Gasset (1883-1955) sintetizó la creencia de que
los seres humanos no pueden ser aislados de sus circunstancias; por ende,
mientras para la abuela de Eréndira el hablar era un placer “necesario”, impertinente,
desalmado y hasta maldito debido a las circunstancias de explotación en la que
ella se encontraba, para la cándida niña prostituida el hablar es un lujo y es
por eso que bajo tales circunstancias de sometimiento tal proceder se vuelve
una necesidad de explotar, de gritar, de escapar.
Bibliografía: La increíble y triste
historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada. Edición DE 2017 de
DEBOLSILLO