Ella se ha puesto una faldita corta por su cumpleaños,
ha dado algunos pasitos de un metro cada uno
y las hormigas han mirado su ropa interior
y ella se ha puesto a llorar.
Este invierno frió congeló sus lagrimas
y sus cursis llantos se han vuelto gélidas escarchas
bajo sus pequeños ojos necesarios
sobre las hormigas de sus pensamientos
que no la dejan olvidar.
Un año más de vida también
es motivo para derramar sal
pero en realidad por todo concibe llorar.
Déjenla llorar,
ella es así.
Que si el sonido del silencio
decide callar,
ella quiere llorar.
Que si el otoño
no dejó hojas atrás
ella quiere llorar.
Que si en el cielo
no hay tiempo ni espacio
ella quiere llorar.
Este invierno frío le hizo recordar
el eterno pensamiento que danza siempre
alrededor de su corazón.
Y el café que se toma cada tarde
le otorga el olor a arte
que solía respirar
cuando derrochaba belleza.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario